…Ahora comenzaba un largo camino para conseguir que Gadea volviera a brillar con su brillo personal, ese que cada uno tenemos de modo único.

¿Qué piedras podríamos encontrarnos en este camino? Tendríamos que estar bien preparados para sortear los baches, cruzar los puentes, saltar, escalar, nadar, derribar y lo que fuera necesario. Tendríamos también que diseñar el mapa de ruta:

  • Habría que conseguir que le hicieran una evaluación psicopedagógica en el colegio (si la hacíamos privada podría no ser aceptada por parte del centro escolar)
  • Cruzamos los dedos para que la tutora firmara la petición de la valoración (hay muchas que “no lo ven”)
  • Tendríamos que confiar en que el Orientador que realizase la valoración tuviera la formación necesaria en altas capacidades y tuviera idea de lo que estaba haciendo.
  • Dependiendo de la Comunidad todo podría tener una consideración u otra distinta (a leer y estudiar legislación)
  • ¿Qué modelo utilizarían? Tocábamos madera para que no fuera “la tragedia de Los Tres Anillos”, un modelo estupendo para intervenir que se está utilizando en España para detección y de forma totalmente equivocada.
  • También teníamos que mantener la esperanza en que se realizara un perfil individualizado de capacidades en base en el que diseñar la intervención más adecuada para Gadea.
  • ¿Tendrían en cuenta el aspecto emocional?
  • ¿Cómo valorarían la creatividad?
  •  Y un larguísimo etcétera.

En fin, comenzábamos un largo camino, que por supuesto andaríamos juntos, porque yo me comprometí a trabajar en equipo con los padres y con el centro escolar por el bien de Gadea. Sería un proceso prolongado, conformado por pequeños pasos muy importantes y decisivos.

Comencé una andadura en la que me he vuelto caminante, ahora recorro pedacitos de vida y de su historia con las familias que acuden a pedirme ayuda. ¡Formamos grandes equipos!

Gadea son todos y cada uno de los pequeños brillantes que hay. Tengo la suerte de trabajar con muchos de ellos, pero la mayor fortuna es saber que ahí fuera hay aún muchos otros niños que necesitan ayuda y se la podremos dar. Hay muchas familias que aun recorren solas ese camino y que están esperando esa ayuda. Algunos tenemos parte de los planos que están buscando y estamos deseando enseñárselos. Esa es la mayor  de las suertes para una psicóloga que, como yo, siente que su vocación es ayudar.

A todos ellos dedico “Pequeños Brillantes”, quien quiera unirse puede hacerlo. En este equipo hay espacio para todos. El camino se anda mejor con buena compañía. Por eso Gadea es Gadea, pero es todos y cada uno de los niños que hoy están pidiendo a gritos poder ser felices y, lo que es aún mas importante, poder ser ellos mismos.

Gadea es María. Gadea es Marat. Gadea es David y es también Daniel. Laura, Pablo y Bea. Jorge, Alicia y Marco. Gadea es Tadeo, Lucas y Claudia. Gadea son todos los niños en los que estás pensando y que nos piden ayuda a gritos. Se lo debemos.